viernes, 21 de abril de 2017

La competitividad, un arma de doble filo

¿Es bueno que seamos competitivos? Muchos padres, cuando sus hijos empiezan a crecer y a relacionarse con otros niños, comienzan a querer que sus niños sean mejores que el resto, inculcando a partir de ahí la competitividad.

La competitividad mal enfocada provoca numerosos efectos negativos. Un niño que lo es no disfruta de la actividad que hace, ya que su objetivo es ganar, aunque para ello tenga que pasar por encima de sus compañeros. Puede volverse engreído y no querer oír comentarios negativos sobre su conducta, y apenas tolerará la frustración porque no sabrá perder, por tanto, cuando esto ocurra, pondrá excusas o echará la culpa a otros. Esto puede concluir en rabietas o mal comportamiento. Además, esto le provocará un gran estrés y ansiedad por la necesidad de ganar siempre; se exigirá demasiado a sí mismo y esto no es sano. Y si esto fuese poco, el niño podría incluso insultar y faltar el respeto a sus compañeros, cosa que no podemos permitir.

Por otro lado, es cierto que la competitividad sana es indispensable para el buen desarrollo del niño, pero, ¿en qué consiste la competitividad “sana”? Principalmente, en que el niño sea consciente de que la competitividad es buena cuando es con uno mismo. ¿Qué quiere decir esto? Que debemos enseñar al niño a que debe esforzarse y querer mejorar cada día, porque lo realmente importante es superarse a uno mismo. Debe saber que los errores no son fracasos, sino que son experiencias que fomentarán su aprendizaje, y que hay que aprender a afrontar y superar las dificultades que se le presenten. Pero sobre todo, debemos inculcarle que lo primordial no es ganar, sino divertirse con lo que hace, que le guste, que le motive intrínsecamente.

¿Cómo podemos desarrollar este tipo de competitividad? Hay que tener en cuenta que no debemos dejar que el niño se compare con los demás (y mucho menos compararle nosotros), sino que debe compararse siempre consigo mismo, con lo que ha hecho y con lo que es capaz de hacer para mejorar. Tienen que ser conscientes de que no siempre se puede ganar, pero que lo importante no es ser el mejor , porque siempre habrá alguien que nos supere, por eso deben divertirse y aprender con lo que hacen. Además, como padres o maestros, debemos valorar el esfuerzo además del resultado, esto es fundamental.

Por tanto, podemos decir que la competitividad es buena sólo si la enfocamos y enseñamos adecuadamente, centrándonos en mejorar individualmente. Querer superarse es una motivación para trabajar por lo que se quiere conseguir, y esto no es malo (siempre que no llegue a ser obsesivo).

Por último, debemos poner atención en que si el niño es muy competitivo y esto tiene consecuencias negativas, una de ellas será que no sabrá trabajar en grupo, y es importante arreglarlo puesto que el desarrollo social del niño es vital. Hay que enseñarles a perder y a aprender de sus errores, a tolerar la frustración, y sobre todo a ser buen compañero. Hay que fomentar la cooperatividad, el ayudar a los demás, el ser generoso y compartir, y el ser honesto y sincero con uno mismo y con los demás.



Un niño feliz es un niño consciente de sus capacidades, que no se compara con otros, que sabe cuáles son sus defectos y cómo puede mejorarlos, y que tiene una serie de valores que harán que su desarrollo y aprendizaje sean mucho más productivos y eficaces.





R. Sousa


2 comentarios:

  1. La competitividad en verdad nunca es con uno mismo, para competir se necesita un competidor, por ejemplo: si yo quiero aprender a jugar bien a la ajedrez , tendré que competir con otro jugador que juegue mejor que yo y no debe importarme que me gane, sino aprender de los errores que he cometido para que me den jaque mate. Nunca podre prosperar jugando yo solo con el tablero.
    Creo que lo mas importante es inculcar, en este caso a los niños a ser humilde y admitir los fracasos como lecciones donde podemos aprender.

    ResponderEliminar
  2. Muy interesante,y si nos damos cuenta y se dan los pasos en ese sentido,los niños serán adultos capaces de afrontar cualquier reto ,serán felices y generarán felicidad a su alrededor.
    Educar a nuestros futuros abogados,medicos;profesores...en esta línea creará un mundo mejor

    ResponderEliminar