martes, 11 de abril de 2017

¿Protegemos...o sobreprotegemos?

Los padres están comprometidos con la educación de sus hijos además de cubrir sus necesidades básicas, sin embargo, cuando los padres ofrecen al niño más ayudas de las necesarias, lo sobreprotegen.

La sobreprotección puede darse principalmente por el miedo de los padres a que el niño lo pase mal, o a que este presente dificultades de aprendizaje o problemas físicos o psicológicos, pero deben tener en cuenta que haciendo esto, lo que provocan es que su hijo no se desarrolle adecuadamente.


¿Cuáles son las características del niño sobreprotegido?

Es tímido y no puede estar sin sus padres. Si ellos no dejan que socialice a su ritmo, acabará por no hablar con los demás ya que sus padres lo harán por él. También puede ocurrir que cuando alguien quiera hablar con el chico, sus padres digan algo como "No habla, es muy cortado", y esto lo único que hace es incentivar el silencio del niño. Además, depende totalmente de ellos ya que son su enlace con el exterior.
Es inseguro y necesita sentirse protegido. Si el niño está acostumbrado a que se lo hagan todo, y no le han dejado desarrollar sus capacidades, acabará pensando que no es capaz de hacer nada, y esto le provocará esa inseguridad. Esto a su vez provocará que se sienta indefenso porque no sabe cómo actuar ante determinadas situaciones.
Es solitario. La dependencia de sus padres causará que no sepa relacionarse con otros adultos o niños, por tanto cuando no estén sus padres presentes el niño estará solo, ya que no sabrá cómo afrontar una situación social porque no habrá ninguna figura que haga de intermediario.

No es responsable. Si sus padres no han fomentado su autonomía y siempre se lo han hecho todo, el niño no necesitará hacer nada por él mismo.

¿Cómo evitamos la sobreprotección?

Tenemos que tener claro que debemos dar al niño apoyos, pero hay que exigirle en la misma medida en que se le ayuda. Esto debemos hacerlo sin controlar al niño, para que adquiera seguridad a la hora de desenvolverse.

Hay que ofrecerle herramientas para que solucione sus problemas él mismo, pero no debemos solucionárselos  nosotros. Debe aprender a ser autónomo y a utilizar sus  recursos. Esto incluye tener en cuenta que puede que tarde en realizar algo que haciéndoselo nosotros tardaríamos la mitad del tiempo, pero es necesario que él aprenda a hacerlo sólo.

Hay que ayudarle cuando cometa errores, para que los detecte y sepa cómo puede arreglarlos, pero NO debemos evitar que los cometa. Los fracasos no son fracasos, son experiencias de las que siempre podemos aprender. Es una responsabilidad como padres el informarles de posibles peligros que puedan encontrarse, pero esto hay que enfocarlo de modo que el niño los conozca y sepa qué tiene que evitar o cómo puede afrontar esos peligros, sin caer en provocarle miedos innecesarios.

Además, debemos darles responsabilidades sin que los padres se encuentren presentes, para que el niño aprenda a ser autónomo, y sea consciente de que hay tareas que son únicamente responsabilidad suya y que debe cumplirlas. Por último, pero no menos importante, los padres deben fomentar las relaciones de su hijo con otros niños en el colegio, barrio, etc., para que aprenda a relacionarse por sí mismo, pudiendo así desarrollar tanto su personalidad como sus habilidades sociales.


Es importante tener este tema en cuenta, ya que nadie quiere que en un futuro su hijo o hija no sea capaz de resolver problemas por su cuenta, estudiar fuera, tener un trabajo, o tener pareja, simplemente porque nosotros no hemos dejado que se desarrolle de manera adecuada.


R. Sousa


No hay comentarios:

Publicar un comentario