Hay profesores que no se merecen ser llamados así, es la triste realidad, no todos los docentes luchan por una educación de calidad y por transformar el sistema educativo para adaptarlo a las necesidades que requieren sus alumnos. Muchos de ellos, solo se centran en dar el temario que les imponen, haciéndolo sin gana alguna y sin tener en cuenta a sus alumnos, interesándoles únicamente cobrar a fin de mes.
Y simplemente por eso aguantan en esa profesión cada uno de los días. Hay docentes a los que no les importan los sentimientos y emociones de sus alumnos, que no se tienen en cuenta y no se implican en ellos. ¿Creéis que es justo que los pequeños vayan a clase y se encuentren con un docente sin ganas de enseñar? Los estudiantes necesitan saber y ver con sus propios ojos que aprender es algo interesante, incluso a veces puede llegar a ser divertido. Necesitan maestros y profesores auténticos, que les acompañen en este apasionante camino. Necesitan docentes que saquen lo mejor de ellos y que aprecien sus esfuerzos y logros. Sin embargo, no siempre es así. Desgraciadamente, en la educación y en las aulas no sólo existen maestros que enseñan desde el corazón.
En muchas ocasiones, esta rama de educación es elegida por estudiantes que no han podido acceder a otro grado, que lo eligen simplemente por estudiar algo y tener un título colgado en la pared. Solo nos queda pensar en los docentes que hay en los centros que si son vocacionales de corazón y apoyarlos de manera incondicional, agradeciéndoles todo lo bueno que hacen por un sistema educativo que necesita un cambio urgente.
L.Marín

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